En "El Ejército de los Muertos", Scott Ward fue un héroe, y de los contados
sobrevivientes, del brote zombi que arrasó Las Vegas. Tras la contención de los
muertos en esa ciudad, trabaja como cocinero en un restaurante hasta que es
llamado por un misterioso hombre para liderar una misión que recupere los
millones de dólares abandonados en la bóveda de un lujoso hotel a cambio de una
parte del botín y antes de que el gobierno destruya el lugar con bombas
atómicas. Él consigue reclutar a un grupo de mercenarios para el golpe, pero
cuando están por marcharse, Kate, la hija distanciada de Ward, se les une para
buscar a Geeta, una amiga suya que regresó a la ciudad en un intento similar para
obtener dinero que le permita sacar a sus hijos de un campamento para
sobrevivientes montado a las afueras de la zona de cuarentena. La decisión de
la joven, por supuesto, sacude los planes de su padre.
Aunque
técnicamente hay poco que reprochar a la película, ya que el trabajo de
maquillaje, efectos visuales y las secuencias de acción son aceptables, aunque
el director no supo realmente a qué tramas quería prestarle atención y termina
por desperdiciarlas a favor del espectáculo y el impacto fácil. El funcionamiento
de los zombis, la relación padre e hija de los protagonistas, y la amistad entre los miembros del equipo,
se pelean por más tiempo en pantalla y, no obstante la larga duración del
filme, no alcanzan a tener el suficiente desarrollo para cuando el relato
comienza a atar cabos sueltos.
Aunque lo siguiente parezca un spoiler, no lo es. Los zombis de este mundo tienen inteligencia, o por lo menos uno de ellos, el primero, llamado Zeus. Esto no sería un problema si el director le hubiera explicado esta inteligencia. La única razón por la que Zeus parece ser inteligente es por la conveniencia de que, hacia el final, decida perseguir a los protagonistas y logre hacerlo de formas en las que zombis tradicionales no hubieran podido y para acomodarse a las secuencias de acción que el director quería montar.
En
conclusión "El ejército de los muertos" se
sienta como una película más de zombies. Si los personajes sólo sirven para ser
desechados más tarde a favor de un extraño antagonista poco relevante para sus
motivaciones y misión, el resultado pesa en el desenlace, el cual se siente
desinteresado por la manera en la que desperdicia la excelente caracterización
que hay de sus protagonistas. Lo más frustrante es que de más de una docena de
personajes, sólo cuatro consiguen un desenlace coherente que no es interrumpido
por una muerte.
Por:
José Alejandro Pérez
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